La vida había sido muy dura con Rogelio, huérfano desde pequeño de padre y madre, quedó al cuidado de su abuelo que si bien era muy trabajador gastaba su poco dinero en comprar licores; casi todas las noches terminaba borracho y enojándose porque el pequeño no había hecho más mandados a los vecinos para poder conseguir monedas qué les permitieran comprarse aunque sea un salamín para compartir; porque José, así se llamaba el anciano, se había jugado a las cartas la paga de la quincena y no le había alcanzado para pagar la deuda en alcohol que tenía con el dueño del bar.
¡¡¡Eres un verdadero inútil!!! solía gritarle al pequeño que arrastraba sus 10 años qué le pesaban como si fueran muchos más... Fue pasando el tiempo hasta que un día, siendo adolescente decidió marcharse de aquella casa, llevando sus únicas posesiones, una bolsa de mandados en la cual puso sus dos viejos pantalones, una camisa, un par de zapatillas, alguna ropa interior y un par de medias, la gente del pueblo lo vio salir caminando con la cabeza baja con rumbo incierto; dónde irá se preguntaban algunos, pero él no volvió atrás.
Unos años después una ambulancia trasladaba al anciano al hospital después de haberse descompensado en una cena con los amigos, compañeros de copas, de atardeceres grises en su monótonas y aburridas vidas.
Alguien de aquel pequeño pueblo recordó que hacía pocos días el nieto lo había llamado por teléfono para preguntarle por el abuelo y diciéndole que vendría a buscarlo para llevarlo a vivir en su propio hogar.
Intercambiaron pocas palabras; él hombre le comentó que el abuelo aún vivía; aunque seguía siendo el borrachín del pueblo, que realmente le vendría muy bien que viniera por él, fue por eso que le entregó al doctor que lo atendía el número telefónico de aquel joven; El profesional lo llamó desde el hospital y el nieto solo tardó un par de horas en estar presente.
Un rato después el anciano había despertado y al abrir sus ojos se encontró con la presencia de aquel nieto qué tanto había descuidado, pero el amor en el corazón del joven logró imponerse ante la angustia que le generaba la vivencia de su pasado y perdonando la actitud del abuelo se lo llevó a vivir con su familia; un tiempo después el anciano falleció rodeado de sus bisnietos y tomado de la mano de Rogelio.
Autor Néstor O Salgado
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