Vanidad
Labró el cincel, en mármol, tu figura,
Y el genio del artista, hizo el milagro,
Parecía animar a la escultura,
La calidez, del sentimiento humano.
Arrogante y soberbia, en tu hermosura,
Contemplabas la imagen, aquel día,
La admiración, y el lujo, te rodeaban,
Rindiendo a tu belleza, pleitesía.
Mas, un solo corazón, estaba ajeno,
A tanta vanidad, y a tanto engaño,
Y en la penumbra del salón, guardabas
Un secreto que nadie entendería,
Que antes de ser estatua, todavía,
Por extraña intuición, ya eras de mármol.Vanidad
Labró el cincel, en mármol, tu figura,
Y el genio del artista, hizo el milagro,
Parecía animar a la escultura,
La calidez, del sentimiento humano.
Arrogante y soberbia, en tu hermosura,
Contemplabas la imagen, aquel día,
La admiración, y el lujo, te rodeaban,
Rindiendo a tu belleza, pleitesía.
Mas, un solo corazón, estaba ajeno,
A tanta vanidad, y a tanto engaño,
Y en la penumbra del salón, guardabas
Un secreto que nadie entendería,
Que antes de ser estatua, todavía,
Por extraña intuición, ya eras de mármol.
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